Íntimamente relacionados
con las medievales frutas de sartén, los crespillos de borraja se han
convertido en un signo de identidad de Barbastro. De hecho, el domingo, 25 de
marzo, se celebrará la Virgen Crespillera –es decir, la de la Encarnación– en su plaza Mayor, con
la fritura popular de miles de estos dulces postres.
Que no son más que
tiernas y pequeñas hojas de borraja,
empapadas en una masa de harina, huevo y los secretos de cada cual, que se
fríen, de una en una, en abundante aceite de oliva.
Quiere la tradición que
se elaboraban para contribuir a que se preñaran las oliveras, probablemente
porque nueve meses después, en invierno, dan sus primeros frutos y por esta
época comienza a apreciarse los primeros brotes en los olivos.
En cualquier caso se
trata de un genuino hallazgo popular, capaz de aprovechar cualquier elemento
comestible y convertirlo en un delicioso placer para los sentidos.
Muchos sólo utilizan las
hojas de borraja para este postre, cuando simplemente hervidas con patata y
ajo, y posteriormente trituradas conforman una deliciosa crema, que gana con la
adición de un poco de comino.
Volviendo a Barbastro, en
cuyas huertas del Vero crecen muchas borrajas, la visita a la fiesta es
obligada. Cuadrillas de amigos –entre las que nunca falta Antonio Cosculluela,
alcalde de la localidad y presidente de la Diputación de Huesca– elaboran miles
de crespillos, cada cual con su personal fórmula, a la vista del público, que
después disfruta del resultado.
Una magnífica excusa para
acercarse al Somontano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario